Para su dueño, esta lancha motora de 15 metros, inspirada en un Lamborghini, es la cúspide de la ingeniería náutica. Se trata de un elegante, innovador y atrevido buque digno de su precio establecido de 1,1 millones de dólares.
Pero otros están en desacuerdo.
Cuando Gino Gargiulo se presentó a la exhibición de botes de Miami con sus bellezas de color amarillo como el banano (el bote y el auto de 750.000 dólares al que se asemeja) pronto se vio rodeado por un buen número de personas.
"Este es el mejor bote que puedes comprar; es el Lamborghini de los botes", dice el magnate de automóviles y restaurantes de 48 años de edad, originario de Miami, Florida.
"La respuesta que ha habido... cartas, correos electrónicos. Si haces una búsqueda en Google hoy, ya existen 14.000 páginas sobre él, y el bote ni siquiera ha tocado el agua".
Sin embargo, no todos están impresionados con la idea de que un auto deportivo de alto rendimiento aparezca disfrazado como un súper yate.
Para Willson, el expresentador del programa "Top Gear" de BBC, el bote Lamborghini es una muestra de mal gusto de la opulencia que a gritos exclama: "Soy rico y estoy aburrido".
Willson rápidamente pasa a cuarta velocidad con su análisis.
"Y eso es muy triste. Cualquier persona que tenga esa cantidad de dinero que deba ir y encargar un barco especial para mantenerse entretenido... creo que es una locura", dice.
"La clave con estas personas es que quieren ser diferentes, quieren estar aparte y distinguirse, y ese impulso echa por la borda el buen gusto, la razón y la lógica".
De la pobreza a la riqueza
Lo que verdaderamente diferencia a Gargiulo no es su riqueza ni sus yates inspirados en súper autos, sino el hecho de que hace 25 años no tenía ni un centavo y vivía en las calles de Nueva York.
"Era un drogadicto, a la cocaína y al crack", dice el padre de un hijo, quien hoy en día es propietario de una compañía de reparación de camiones, un grupo de trabajos de pintura para autos y una cadena de restaurantes de hamburguesas.
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